Muere José Luis Ocio, histórico jugador del Logroñés

José Luis Ocio, que fuera jugador del CD Logroñés en los años 60 y que formó parte de la plantilla que consiguió el ascenso a Segunda División en 1966, falleció ayer a los 84 años de edad. Nacido en San Sebastián, vino aquí procedente del Real Unión y estuvo cinco temporadas (1962-1967), en las que disputó 104 partidos oficiales y marcó 22 goles. Era ‘un inteligente medio’, según la prensa, y una ‘pieza clave del conjunto’.

El 16 de septiembre de 1962, a los 27 años, debutó con un gol en Peralta (Navarra) ante el Azcoyen (1-5) y, enseguida, se convirtió en uno de los pilares de nuestro equipo con el ‘6’ a la espalda. Solía hacer ‘una labor oscura, pero bastante buena’, en un bloque en el que también destacaban Arandia e Hidalgo, entre otros. Era ‘muy efectivo’ en el mediocampo, ‘cubriendo mucho terreno y fabricando mucho fútbol’.

Su figura permanecerá unida para siempre al segundo ascenso del Logroñés a Segunda, aunque solo jugara uno de los tres partidos que hubo que disputar al empatar el Jerez Industrial la eliminatoria. El 5 de enero de 1967, a los 32 años, recibió la baja y se retiró. Estaba casado con una de las sobrinas de la 'Tía Amada' y tuvo tres hijos. Uno de ellos, José Ramón Ocio, jugó en nuestro equipo a principios de los años 90.

El Logroñés está de luto, pues, además del fallecimiento de Ocio, el pasado 30 de mayo, murió otro histórico blanquirrojo: Paco Cabezón, a los 81 años. Natural de Rincón de Soto, era delantero y jugó aquí en dos etapas distintas. Primero, cuando nuestro equipo estaba en Tercera (1961-1963) y, luego, tras pasar por el Mirandés, Alavés, Melilla y Real Unión, a raíz del ascenso a Segunda (1966-1968). Descansen en paz.

Comentarios

el blogroñés 4 de junio de 2019
Tras la baja de Ocio, seis clubes riojanos (Balsamaiso, Berceo, Atlético Riojano, Tardío, Yagüe y Loyola) pidieron al CD Logroñés “reconsiderar esa medida”, alegando su “ejemplar permanencia entre nosotros” durante cinco temporadas, su contribución al ascenso y el hecho de que era un “modelo de profesional y estímulo para sus compañeros”.

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Javier Caballero Wangüemert

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