“David Vidal no fue justo conmigo”, dice Gilson

Han pasado 30 años desde que el delantero brasileño Gilson César Granzotto tuvo que dejar el CD Logroñés, en el que solamente jugó una temporada, la 1990-1991, pero no ha logrado olvidarlo. “Echo de menos el club”, me cuenta desde Limeira (Sao Paulo, Brasil). Aquí hizo una buena campaña y, sin embargo, le pusieron el cartel de transferible, a raíz del fichaje de Tony Polster. “David Vidal no fue justo conmigo”, dice.

Vino en agosto de 1990, junto al portero rumano Silviu Lung, “para seguir tranquilos en Primera División”, según el presidente, Marcos Eguizábal. En el segundo partido de Liga, ya dejó su sello. “Anoté un gran gol en bicicleta (de chilena). Todo el estadio levantó una tela blanca. No sabía qué era. Y, al poco tiempo, el árbitro lo anuló (por juego peligroso). Fue hilarante”. Enseguida se ganó a la afición. “Me tenían como un ídolo”.  

Mes y medio después, “metí un gol inolvidable en Valencia”, me sigue contando. “Un golazo”, tras patear un golpe franco desde 30 metros de la portería que se coló por la escuadra. En total, disputó 43 partidos y marcó nueve goles. Fue “una de las figuras del Logroñés”, según el informador deportivo Tomás Santos. “Me entendía bien con todos, en especial con Quique Setién: muy buen jugador y muy buena persona”.

La grada solía corear su nombre, pero, al terminar esa temporada, dejó de entrar en los planes de Vidal. ¿Por qué?, le pregunto. “Creo que fue arrogancia o vanidad por parte suya”. Tenía aún dos años de contrato, pero salió cedido al CE Sabadell, de Segunda, y, luego, volvió a Brasil. Ha sido entrenador hasta 2017 y, actualmente, trabaja en la empresa deportiva NT Pro Sports. “Tengo ganas de estar ahí con ustedes”, finaliza.

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Javier Caballero Wangüemert

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