Abuelo Cruz: “Logroño fue algo increíble para mí”
El mexicano Abuelo Cruz vino al CD Logroñés con 22 años y todo lo que vivió aquí en la temporada 1988-1989 fue como un sueño. “Me tocaste una parte de mi corazón, que siempre la voy a llevar hasta que Dios me recoja”, me cuenta desde Monterrey (México) al recordarle su paso por aquí. “Logroño fue algo increíble para mí, porque pude conocer a gente linda, gente amable…; todo mi amor para la gente de Logroño”.
La ilusión brotó desde el principio. “Recuerdo cuando me recibieron (en Santo Domingo de la Calzada el 23 de julio de 1988), con un sombrero de charro y con mariachis. ¡Fue algo increíble! Son cosas que no van (a volver) a pasar nunca”. A partir de ahí ya todo lo demás vino rodado, pues aquí compartió vestuario con grandes jugadores. “’El Cabezón’ (por Ruggeri), Alzamendi y yo éramos los tres extranjeros del Logroñés”.
Había mucho talento. “Desde el entrenador”, me sigue contando. “Javier Irureta era un líder”. Además, “teníamos a Abadía, un gran líder; a Martín, en media cancha; a Herrero como central; Huguet como portero; adelante estaba Manolo Sarabia; Sánchez Lorenzo… Teníamos un equipo que hicimos un gran papel”. Incluso en las primeras jornadas, “íbamos los primeros y nosotros ni creíamos lo que estaba pasando”.
Terminada la temporada, “mi esposa quiso regresar (a México) y tuvo mucho que ver la parte familiar” en el hecho de que los caminos del jugador y del Logroñés se separaran para siempre. “No he vuelto a ir (a Logroño) desde entonces”, señala, “pero quiero volver a saludar a la gente” y, por supuesto, a degustar la gastronomía riojana. “Extraño las chuletillas de cordero y el buen vino”, me confiesa antes de despedirse.
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