Hoy he estado viendo en el campo de El Rollo, en Santo Domingo de la Calzada, el partido de pretemporada entre el CDFC La Calzada, de Tercera Federación, y la UD Logroñés, de Segunda, que ha finalizado con el resultado de 2-1 a favor de los locales. Me ha llamado la atención entre los recientes fichajes de la UD Logroñés el del portero Kike Royo, hijo del que fuera delantero del CD Logroñés Salva Royo.

Kike Royo (Logroño, 1991) comenzó a jugar al fútbol en el Valvanera CD y se pulió en las canteras de la Real Sociedad de Fútbol, desde los 12 a los 14 años, y del Real Club Deportivo de La Coruña, de los 15 a los 19, siendo fichado entonces por el club txuri-urdín para cederlo al filial de la UD Logroñés la temporada 2010-2011. Luego, jugó más de 300 partidos en Segunda B y Primera Federación, y ha vuelto a casa con 32 años.

Su padre, Salva Royo (Logroño, 1963), fue una joven promesa del fútbol riojano a principios de los años 80. A sus 16 años, hizo una prueba con el Real Madrid CF en 1979, cuando jugaba en la SD Loyola, y se integró en el Castilla CF juvenil de primera categoría, hasta que recaló en el CD Logroñés en 1980. “Su padre no quiere que siga en Madrid llevando como lleva los estudios”, escribió Tomás Santos en el periódico local.

Aquí solo llegó a disputar tres partidos oficiales: dos la temporada 1980-1981, en Segunda B, y otro la 1984-1985, en Segunda, con motivo de la huelga de futbolistas profesionales. A lo largo de su carrera también jugó en el CD Mirandés (1981-1982), Club Haro Deportivo (1982-1983), CD Arnedo (1983-1984) y SD Loyola (1985-1987). Hoy, he hablado con él sobre su hijo. “No ha salido a padre”, me ha dicho en tono de broma.