Cuando Cesáreo Remón echó marcha atrás y no dimitió

Sorpresa mayúscula en la asamblea extraordinaria de la Federación Española de Fútbol, celebrada hoy en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Su presidente, Luis Rubiales, ha anunciado que no va a dimitir, a raíz de la polémica suscitada por su vergonzoso comportamiento en la final del Mundial femenino, en contra de lo que había dado a entender a sus colaboradores el día anterior. “Voy a luchar hasta el final”, ha dicho.

Salvando las distancias, esta rocambolesca situación me recuerda a cuando el presidente del CD Logroñés Cesáreo Remón estuvo contra las cuerdas en 1982 por la presión de sus propios directivos. Tras comunicar el 9 de febrero su voluntad de “presentar la dimisión de mi presidencia irrevocable en un plazo de veinte días”, hizo saber a bombo y platillo en la portada del diario ‘La Rioja’ el día 28 que se quedaba.

“Es cierto que he mentido”, le dijo a Tomás Santos en el periódico, pero “si los demás pueden cambiar de opinión”, en referencia a los cinco miembros dimisionarios de la junta directiva del club (Luis Palacios. Ricardo García ‘Yayo’, José María Ozaeta, Paco Jalón y Rodolfo Mayoral) que se despidieron de la plantilla el 3 de febrero, luego aceptaron seguir y finalmente se fueron, “también yo puedo hacerlo”.

Según Tomás Santos, nunca pensó dimitir, sino que quería ganar tiempo para recabar apoyos, mientras que, a nivel de calle, “el comentario era que se había llevado dinero del club y que, por eso, se le habían plantado los directivos”. “Palacios hizo unas declaraciones en las que dejaba claro que yo no me había llevado nada del Logroñés; o sea que es un infundio como una catedral de grande”, zanjó Cesáreo Remón.

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Javier Caballero Wangüemert

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