Hace cinco años, el 27 de agosto de 2018, murió, a los 84 años, Josechu Arrieta, que fuera delegado provincial de Educación Física y Deportes desde 1970 a 1978 y que prestó un importante servicio al CD Logroñés en 1973, cuando estaba al borde de la desaparición. Supo gestionar el vacío creado y contribuyó a buscar a una persona que se hiciera cargo del club con una deuda de 23,5 millones de pesetas (141.237,8 euros).

Nació en Logroño el 6 de diciembre de 1933 y, tras estudiar Derecho, se dio a conocer como concejal del Ayuntamiento en la época franquista (1966-1973). Era un gran aficionado al deporte (automovilismo, tenis, esquí...) y ocupó el puesto de delegado provincial durante una larga etapa, en la que tuvo que hacer frente a la grave crisis del Logroñés, a raíz del descenso a Tercera División y la dimisión de Cesáreo Remón.

Nadie quería tomar las riendas del club, que pasó a depender de la Federación Navarra de Fútbol, cuyo presidente, Joaquín Arraiza, con el consentimiento del gobernador civil, José Esteban Santisteban, delegó en él la solución al problema. Desde su responsabilidad, impulsó la creación de una junta gestora y removió cielo y tierra hasta que dio con un empresario que aceptó el reto en 1974: José Luis Lázaro Carasa.

Una vez liberado de esa carga, dirigió sus pasos hacia el negocio textil, como hizo su abuela, apodada ‘La Roja’ por su pelo pelirrojo y famosa por vender productos por los pueblos con un carrito a principios del siglo XX. Abrió una moderna tienda de ropa para hombre, llamada ‘Hilarión’ (1976-2012), y, tras poner en marcha ‘Moher’ y ‘Moroy 24’, regentó a la vez tres establecimientos, granjeándose fama de buen comerciante.