Carlos Guinea, que fuera portero del CD Logroñés en los años 50, murió ayer a los 93 años y deja un gran vacío en los antiguos aficionados, pues era uno de los exjugadores blanquirrojos más veteranos. Aquí vino en 1953 procedente del filial, el Club Recreación Logroño, y jugó cuatro temporadas en Segunda División, hasta 1957. Era un portero que destacaba por su “habilidad y decisión” bajo los palos, según la prensa.

Nació en Miranda de Ebro (Burgos) el 25 de febrero de 1930. En sus inicios, estuvo a prueba en la Real Sociedad de Fútbol. Luego, desarrolló su carrera preferentemente en equipos riojanos, como el Logroño Rayo FC (1948-1949), el CD Maestranza Aérea de Logroño (1949-1950) o el Recreación (1950-1953). De ahí pasó al Logroñés, donde sobresalió por sus “salidas seguras, inteligentes y valientes”, en palabras de la prensa.

Comenzó siendo el tercer portero; después, tuvo una gran competencia con Juan Emery y Eusebio, y, finalmente, se ganó la titularidad en 1955. En total, disputó 44 partidos con el Logroñés y encajó 108 goles, rindiendo a buen nivel. Luego, fue transferido al Caudal Deportivo de Mieres en 1957 a raíz del descenso del equipo riojano a Tercera, jugó en la CD Leonesa (1960-1961) y colgó los guantes en el Caudal en 1963. 

También fue entrenador regional de fútbol e informador de árbitros. Y es que siempre estuvo vinculado al considerado como el deporte rey. Su yerno Pepe Pérez Alcalde, formado en la SD Loyola, jugó en el Logroñés Promesas en Segunda B la temporada 1991-1992 y él fue imagen de la lucha contra el alzheimer en 2019, a través de la campaña que llevó a cabo AFA Rioja en colaboración con la UD Logroñés. Descanse en paz.