Hace cinco años, el 31 de enero de 2018, murió en Vitoria a los 68 años Luis Arana, que fuera un futbolista vasco de los años 60 y 70, y jugador del CD Logroñés durante cinco temporadas entre 1968 y 1973, con el interín de su paso fugaz por el Real Betis Balompié (1971-1972), de Primera División. Era uno de los jugadores importantes del equipo y contribuyó al ascenso a Segunda en 1966, que fue un acontecimiento.  

Nació en Rentería (Guipúzcoa) el 9 de mayo de 1949 y se formó en el CD Touring de su localidad natal. Acababa de someterse a una prueba con el Real Madrid CF cuando fichó por el Logroñés en 1968, junto a Estomba y Murúa. Enseguida se hizo un hueco en el centro del campo de los blanquirrojos, pero era capaz de jugar tanto de medio volante como de defensa líbero o lateral por ambas bandas con igual solvencia.

Tenía una “perfecta visión del fútbol”, según Eduardo Gómez, y lo mismo “servía balones al área visitante con buen sentido” que “se convertía en el mejor rematador”, en palabras de Jesús Manuel Fernández. En 1971, junto a Arrieta y Goicoechea, fue traspasado al Betis por dos millones y medio de pesetas (15.025,30 euros), pero ahí no cuajó, ni siquiera llegó a debutar en partido oficial. Solo jugó cinco amistosos de medio de cierre.

A raíz de la grave lesión de Cenitagoya en 1972, el presidente Cesáreo Remón le repescó para suplir la baja del defensa. Estuvo en el Logroñés hasta 1973. Según sus propias palabras, “es aquí donde me hice jugador, saliendo del anonimato”, y donde vivió sus mejores años, casándose con la logroñesa Ana Mari Martínez, con quien tuvo dos hijas riojanas: Edurne y Nerea. Tras el descenso a Tercera, jugó en el Deportivo Alavés.