Muere Marcos Alonso, predestinado para el fútbol
Marcos Alonso, que fuera jugador del Real Racing Club de Santander. Club Atlético de Madrid, FC Barcelona y CD Logroñés la temporada 1989-1990, ha fallecido hoy a los 63 años tras una larga enfermedad. Aquí vino cuando tenía 31 años como “un jugador más de la plantilla”, según sus propias palabras, pero en realidad era un crack que había sido 22 veces internacional, aunque ya estaba en el ocaso de su carrera.
Nunca fue uno más. Desde que nació en Santander el 1 de octubre de 1959, parecía predestinado para el fútbol, porque su padre, Marquitos, había sido cinco veces campeón de Europa con el Real Madrid CF. Desde joven destacó en las filas del Racing y, tanto en el Atleti como en el Barça, se confirmó como “un extremo de gran velocidad, regate y con mucho gol”, según el historiador y escritor riojano Ángel Iturriaga.
No entraba en los planes de Javier Clemente para el Atlético y, en el mercado de invierno de 1990, recibió ofertas del RCD Espanyol y de aquí. “Me veo más cerca de Sarriá que de Las Gaunas”, dijo un día y al siguiente fichó por el Logroñés por la amistad que unía a su padre con el gerente, José Julio Carrascosa. El entrenador José Luis Romero ya tenía hecho el equipo y él “no tuvo entrada”, según el periodista Carlos Ferrer.
Aquí solo jugó ocho partidos. “Cuando llegó al Logroñés”, me cuenta desde Madrid Juanjo Maqueda, que coincidió con Marcos esa temporada (la mejor de toda la historia), “ya se estaba retirando, pero tenía una calidad enorme”. “Allí pasamos muy buenos momentos juntos. Era un gran tipo; cercano y amigable, siempre con una sonrisa”. Tras retirarse en junio de 1991 en el Racing, fue entrenador. Descanse en paz.
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