Eguizábal: “Que le paguen los que le quieren echar”

La UD Logroñés tiene un problema, porque, desde que Natxo González sustituyó a Albert Aguilá como entrenador el 22 de noviembre de 2022, el equipo no conoce la victoria (siete empates y cuatro derrotas) y se asoma al abismo (18º clasificado de Primera Federación y en puestos de descenso), pero al míster no se le ha destituido ya para no tener que pagarle el finiquito, porque se le fichó hasta el 30 de junio de 2024.

“El finiquito es muy elevado”, según el periodista Chema Glera, “y hay que asumir el pago del año y medio”. A Natxo González “le mantiene el dinero” y esta situación me trae a la memoria la que vivió el CD Logroñés en mayo de 1992, cuando David Vidal estaba en el punto de mira de la afición y Marcos Eguizábal le mantuvo en su puesto porque echarle le habría costado 35 millones de pesetas (210.354,23 euros).

“El club no puede permitirse el lujo de pagar los 35 millones que pide David Vidal por rescindir el contrato”, aseguró entonces el presidente, pues el 24 de enero de 1991 le había renovado hasta el 30 de junio de 1993 y, además, el equipo era el décimo clasificado de Primera División y había conseguido llegar por segundo año consecutivo a los cuartos de final de la Copa del Rey. “Que le paguen los que le quieren echar”.

A Eguizábal ya le había traído de cabeza el finiquito del entrenador en febrero de 1989, cuando cesó a Javier Irureta y tardó diecisiete días en llegar a un acuerdo con él sobre la liquidación y el pago de las cantidades adeudadas: 6.500.000 pesetas (39.065,79 euros). “Solo quiero que se cumpla lo firmado en el contrato”, señaló el técnico. Hasta que no se le abonó todo, Carlos Aimar no pudo sentarse en el banquillo.

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Javier Caballero Wangüemert

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