Ramón Gil, que fuera jugador del CD Logroñés la temporada 1978-1979 en Segunda División B, falleció ayer a los 64 años. La noticia ha causado una profunda tristeza en Santo Domingo de la Calzada, de donde era natural. Desde hace muchos años residía en Beasain (Guipúzcoa), pero aquí pasaba largas temporadas, tras su jubilación en el Grupo Elektra de distribución de material eléctrico, y deja una huella de hombre de bien.

Nació el 24 de agosto de 1958 y comenzó a jugar al fútbol en el noviciado de Bujedo (Burgos) donde estudió para hacerse hermano de La Salle, pero se quedó por el camino y volvió a su casa. Aquí se enroló en el CD La Calzada (juveniles y Primera Regional), destacando como defensa lateral, hasta que fue fichado por el Logroñés en 1977 junto a Tomás Elorza. “A mí (el puesto) me da igual con tal de jugar”, solía decir.

Jugó en el Logroñés Promesas, en la Regional Navarra, y, el 13 de mayo de 1979, en plenas fiestas de su localidad natal, Juan Arriarán le hizo debutar con el primer equipo en Las Gaunas ante la Cultural Leonesa. “Ha cumplido”, declaró el entrenador. “Tal vez a él le hubiese gustado jugar más alegremente, pero en Segunda B no se puede jugar con alegrías”. Luego, no le dieron las oportunidades que merecía y se fue.

A continuación, recaló en el Club Haro Deportivo, con el que subió a Tercera en 1982 y donde colgó las botas en 1987. Para entonces ya se había convertido en un delantero con velocidad y buen olfato de gol. Y es que siempre iba por delante. En los últimos años, entablamos amistad y disfruté de su grata compañía. Mi pésame más sentido a su esposa, Elena, y a sus hijas María e Irene. Adiós, amigo, que descanses en paz.