Hace diez años, el 13 de abril de 2013, falleció, a los 72 años, Carmelo Fernández, que fuera una figura política de relieve en La Rioja entre 1973 y 2001. Se significó como defensor de la transición de la dictadura a la democracia y, luego, como impulsor de la constitución de la provincia en comunidad autónoma. Hoy pongo a la vista su faceta menos conocida: la de cronista de fútbol en el periódico ‘Nueva Rioja’.

Nació en Logroño el 22 de julio de 1940. Ingeniero técnico y empleado de Electra de Logroño. El 9 de noviembre de 1973, fue elegido concejal del Ayuntamiento y estuvo encargado de la delegación de Tráfico. Gran aficionado al deporte (natación, baloncesto, fútbol...) y directivo del CD Berceo, colaboró con el periódico escribiendo sobre Primera Regional, Segunda y juveniles a lo largo de la temporada 1974-1975.

“También cuentan los modestos”, tituló la primera crónica que publicó el 8 de septiembre de 1974. Luego, le siguieron otras muchas, pero le tiraba más la política. “Es como la noria: montarse es fácil y bajarse es más complicado”, me contó en 1991. “Carmelo era así: intenso y apasionado con todo”, en opinión de su amigo Ángel Martínez Sanjuán. En 1976, se quedó solo en el Ayuntamiento pidiendo la amnistía política.

Fue casi todo lo que se podía ser en política con la UCD y el PSOE: concejal (1973-1979), senador (1977-1986), diputado regional (1987-1991 y 1999-2001) y consejero (1991-1995). Además, redactor del proyecto del cambio de nombre de la provincia de Logroño y ponente del Estatuto de Autonomía de La Rioja. Solo le faltó ser alcalde. Era el candidato en 1979, pero, en el último momento, la UCD cambió de planes y no lo fue.