La UD Logroñés ha perdido hoy en Las Gaunas frente al Club Gimnástic de Tarragona por 0-1 y ha consumado su descenso matemático a Segunda Federación, a falta de tres jornadas para el final de la Liga. “No hemos dado la talla esta campaña en ningún momento”, ha dicho su presidente, Félix Revuelta, al término del partido, antes de pedir “perdón” a los aficionados “en mi nombre y en el de toda la entidad”.

La noticia me trae recuerdos dolorosos del CD Logroñés. “Que nos vamos a Segunda División... ¡Qué le vamos a hacer!”, declaró Marcos Eguizábal el 4 de diciembre de 1994, cuando se perdió en Tenerife (4-0) y, según el informador deportivo Tomás Santos, ya “empezaba a no llegarle la camisa al cuello”. El 30 de abril de 1995, en palabras del periodista Chema Glera, “se consumó la tragedia” en Valencia (3-0).

A partir de ese momento, dos ideas comenzaron a rondar la cabeza de Eguizábal. Una (“tendré, muy a pesar mío, que dejar la nave, porque si no me quieren, lo mejor es irse”) la expuso el 7 de mayo de 1995. A continuación, nombró presidente a Emilio Ganuza y puso a la venta el club. Y la otra pudo hacerla realidad el 19 de mayo de 1996 en Toledo (1-2): devolver al equipo a “la División de Honor” antes de traspasarlo.

“Mi objetivo era dejarlo en Primera y lo he conseguido. Me he quitado un peso de encima”, me contó Eguizábal el 21 de mayo de 1996. Hoy, he recordado esas palabras y otras que pronunció Revuelta el 23 de marzo de 2021: “Si bajamos no pasa nada; subimos otra vez”. La realidad es que con uno, el CD Logroñés ascendió al primer intento y, con el otro, en dos años la UD Logroñés ha caído a la cuarta categoría.