Con la vista puesta en la inminente visita del Valencia CF a Las Gaunas con motivo de la eliminatoria de la Copa del Rey ante la UD Logroñés, me viene a la memoria el vibrante partido disputado el 16 de mayo de 1993 en el que el CD Logroñés (el 17º clasificado de Primera División) agrandó su fama de matagigantes frente al club valencianista (el 4º), tras ganarle por 3-2 y sumar siete de los últimos ocho puntos posibles.

El Logroñés había tocado fondo con el entrenador David Vidal (colista de la Liga) y comenzaba a remontar el vuelo tras la llegada del argentino Carlos Aimar al banquillo. Seguía peleando en la parte baja de la tabla, pero, en gran medida gracias a Lopetegui y al ruso Salenko, venció a equipos superiores, como el Sevilla FC (el 6º), el CA Osasuna (11º) o el CD Tenerife (5º) y empató en casa del Real Madrid CF (2º).

Para entonces, ya se empezaba a soñar con la permanencia sin tener que jugar la promoción, pero, a falta de seis jornadas de Liga, se temía mucho la visita de un Valencia que apuntaba alto y que, además, de diez puntos posibles, había logrado nueve en las últimas jornadas. “Es sumamente difícil, pero estamos muy ilusionados”, declaró el míster, sin perder de vista el objetivo marcado: “dejar al equipo en Primera”.

Aquel partido salió redondo, con un gol de Poyatos y dos de Eraña que le dieron una gran victoria al Logroñés. “¡Vaya partidazo!”, tituló el diario ‘La Rioja’ al día siguiente. “Pundonor, ganas y buen juego”, resumió el periodista Carlos Ferrer. Los blanquirrojos estaban en racha y volvieron a demostrarlo una semana después en Las Gaunas cuando tumbaron al Club Atlético de Madrid (el 6º). Son historias de David contra Goliat.