Muchos aficionados aún recuerdan el último partido del año 1990. Hace 33 años, el 29 de diciembre de 1990, el CD Logroñés (6º clasificado de Primera División) perdió ante el Club Atlético de Madrid (el 2º) por 0-1 en el campo de Las Gaunas. El partido se disputó bajo una espesa niebla que en muchos momentos impedía ver. Al día siguiente, el diario ‘Marca’ tituló en su portada: “En Las Gaunas se jugó a ciegas”.

El segundo puesto de la Liga estaba en juego, con el Real Madrid CF al acecho. Lleno en Las Gaunas, a pesar de televisarse en directo el partido por los canales autonómicos, motivo por el cual se adelantó a la noche del sábado. Gran ovación al Logroñés cuando salió al campo. Recuerdo que, en la novena jornada, el Logroñés era tercero, a tres puntos del líder FC Barcelona y por delante del Real Madrid (el 4º).

El árbitro Taboada Soto (malo de solemnidad, como solía decir mi padre) dejó seguir el partido, pese a la niebla. El reglamento fija que “mientras desde una portería se vea la otra, no hay motivo alguno para suspender un encuentro”, como recordaba José Vicente Hernáez en su crónica del ‘Marca’. “Y como Canales veía a Abel, el juego seguía aunque los espectadores de una banda no viesen lo que sucedía en la otra”.

Nada más iniciarse la segunda parte, el colegiado se vio obligado a detener el juego ante el clamor de la grada: “¡No se ve, no se ve!” El partido estuvo interrumpido durante seis minutos. Y cuando se reanudó, resultó que nada había cambiado: la niebla era espesa de verdad y apenas dejaba ver lo que sucedía en el campo, como el polémico penalti de Nelson Gutiérrez a Futre, que Manolo transformó en gol.