Viviendo de patrona en casa de la señora Elisa
Empecé a ir al fútbol en 1978, justo el año en el que el CD Logroñés fichó a Miguel Ángel Lotina tras el ascenso a Segunda División B, y de aquel tiempo me envía una fotografía desde Munguía (Vizcaya) el que fuera portero Javier Goicoechea. Es de cuando tres jugadores vivían de patrona en casa de la señora Elisa enfrente del campo de Las Gaunas: Javier Melero y los dos mencionados, a quienes acompaña Tasio.
En la foto salen los cuatro, junto a la señora Elisa, posando en el salón de la casa, sentados en el típico sofá de escay rojo de esos años. En medio, Lotina, desternillándose de risa y con los pies encima de una silla. A uno de sus lados, Tasio, vestido de soldado a sus 19 años, mientras hacía aquí el servicio militar obligatorio. Y al otro, la señora Elisa, que era familiar del directivo Alberto Sáenz. Enmarcando la escena, Melero y Javier.
“El presi (por Cesáreo Remón) nos iba a poner un piso a mi mujer y mi hija”, me cuenta Javier, a raíz de su fichaje en 1979, “pero no cumplieron nada de nada. Con decirte que me dejaron a deber buena cantidad de dinero…” Al final, ellas se quedaron en Munguía y él tuvo que compartir piso aquí con Lotina, Melero y la casera. “Nos llevábamos todos muy bien. Tasio no vivía con nosotros, pero solía venir de vez en cuando”.
El trato en esa casa era muy familiar. La patrona les cuidaba como a unos hijos. En la foto se la ve posando orgullosa. “Siempre decían que yo era el mimado de la señora Elisa”, me cuenta Lotina. “Allí sólo desayunábamos. A comer íbamos a ‘La Chatilla’ y, luego, cambiamos por ‘La Bombilla’. Cuando me casé con Ascen, la señora Elisa solía venir en los ‘sanmateos’ (las fiestas de Logroño) a comer a nuestra casa”.
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