Hace cinco años, el 22 de noviembre de 2019, falleció, a los 88 años, el crítico taurino y dibujante Pepe Herráiz, que en su juventud destacó como futbolista del Burle PA (1949-1953) y como novillero, tras su debut de luces en 1951, anunciándose como “el gran estilista del toreo”. Luego, su vida fue por otros derroteros: el comercio y los toros desde la barrera, pero mantuvo la afición por el fútbol hasta el final de sus días.

Nació en Logroño el 13 de julio de 1931 y realizó estudios de Comercio para echar una mano a su padre, que montó un negocio en la calle Rodríguez Paterna, tras servir en el Comercio Fortunato Redón. Después, siguió en Portales con la tienda de loza, cristal y objetos de regalo junto a su esposa, Roge Fernández, con quien tuvo cuatro hijos (un varón, que falleció en 1966 a los 4 años en un accidente de tráfico, y tres mujeres). 

Según Eduardo Gómez, “fue un excelente jugador de fútbol y algunos domingos se quitaba las botas de tacos, tras el partido de la mañana en Las Chiribitas, para calzarse las zapatillas para hacer el paseíllo por la tarde”. Jugaba en el centro del campo, como volante ofensivo, y tenía olfato de gol. Competía en el Burle contra otros equipos riojanos, como el CD Berceo, la Peña Balsamaiso CF o el CD Tardío, y navarros.

Fue cronista de toros y un magnífico dibujante del mismo tema, que ilustró las páginas de 'Pueblo' y de los periódicos locales. Llegó al dibujo por verdadera afición. “Vestí el traje de luces, toreé varias novilladas y festejos, y sigo con la fiesta”, contó en 1984, “pero me interesa otra faceta, que es el apunte de toros”. Aun así, toreaba vaquillas en cuantas oportunidades se le presentaban, incluso pasados ​​los 80 años.