El Logroñés de Segunda B que tumbó a Beenhakker

El fallecimiento de Leo Beenhakker, el entrenador del Real Madrid CF de la Quinta del Buitre, acaecido el pasado jueves a los 82 años, me trae a la memoria la eliminación en los penaltis del Real Zaragoza al que dirigía el neerlandés (entonces 2º clasificado de la Liga de Primera División) en la segunda ronda de la Copa del Rey el 26 de octubre de 1982 en el estadio de La Romareda a manos del CD Logroñés (6º de Segunda B).

Beenhakker tenía 40 años y, tras ganar la Eridivisie (la máxima categoría del fútbol de los Países Bajos) con el Ajax de Ámsterdam, había recalado en Zaragoza en marzo de 1981 para sustituir en el banquillo local a Manolo Villanova, que fue portero del Logroñés entre 1962 y 1963 en Tercera. El equipo riojano no poseía entidad y ya había sido arrollado por los maños en la Copa del Rey en noviembre de 1981 (0-1 y 4-0).

La temporada siguiente, el sorteo volvió a emparejarlos en la segunda ronda y el Logroñés le plantó cara en Las Gaunas (1-2) el 12 de octubre de 1982, pero nadie esperaba que saltara la sorpresa en La Romareda y le apeara en los penaltis (1-3), con goles de Sanz, Güembe y Valen, tras empatar la eliminatoria Chechu (0-1). Recuerdo que, días antes, Beenhakker había declarado que ese era un partido de mero trámite.

Más de cuarenta años después y visto el brillante palmarés del neerlandés con el Real Madrid (tres ligas consecutivas entre 1986 y 1989, una Copa del Rey y dos Supercopas de España), cobra más importancia la gesta de ese modesto Logroñés de Segunda B. Sólo tres jugadores llegaron a jugar en Primera: Pablo Gila (64 minutos con el Real Valladolid CF), Julián Ordoqui (CE Sabadell CF) y Raúl Ruiz (Logroñés).

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Javier Caballero Wangüemert

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