Miel para mejorar el rendimiento de los jugadores
El 15 de marzo de 1983, a raíz del cese de Uribarri tras la 28ª jornada de Liga, Delfín Álvarez fue presentado como nuevo entrenador del CD Logroñés y, cinco días después, debutó en Las Gaunas con un empate ante el Sanse (1-1), con gol de Ordoqui. Al domingo siguiente, nuestro equipo obtuvo en Ferrol (0-3) su primera victoria a domicilio y los jugadores estuvieron ‘pletóricos’ en la segunda parte, según la prensa.
Aquello motivó ciertas suspicacias, porque el Logroñés iba ganando 0-1 fuera de casa y, en vez de echarse atrás tras el descanso, se fue hacia arriba, como si fuera perdiendo, y logró dos goles más: uno de Güembe y otro de Pita. Surgieron sospechas de dopaje, como ocurrió en enero de 1980, cuando Cesáreo Remón zanjó el tema con socarronería: “Me hace gracia que digan eso; si no tenemos dinero ni para aspirinas”.
“Ese rumor fue ‘vox populi’”, me cuenta Olalde, que entonces trabajaba en RNE de informador deportivo, “pero no pasó de ahí. En la segunda parte, los equipos de Delfín Álvarez parecían otros. Esa es la verdad, pero les preguntabas a los jugadores si les habían dado algo, sonreían y te decían como de broma: ‘pichicata’” (sustancia utilizada en América del Sur para mejorar el rendimiento de los deportistas).
“Lo cierto es que el míster nos daba té con miel y solo a los que querían; no era obligatorio”, me dice Lotina desde Osaka (Japón). “Era amigo de un masajista al que llamaban ‘El Brujo’ (José Luis Torrado) y este se lo había recomendado, pero nada de ‘doping’”. Delfín Álvarez era un ferviente seguidor de la medicina natural y, según numerosos estudios, la miel tiene grandes propiedades como recuperador muscular.
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