‘Hat-trick’ de Salenko al líder, cobrando lo mínimo
El 7 de octubre de 1993, el CD Logroñés estaba hundido en la cola de la clasificación (el 17º) y logró su segunda victoria de la temporada ante el líder, el Athletic de Bilbao (4-2), en Las Gaunas. Tres goles de Salenko le descabalgaron del primer puesto. El delantero ruso era “un jugador de potencia”, según Aimar, que, en abril de 1994, fue traspasado al Valencia y en julio ganó la Bota de Oro en el Mundial de Estados Unidos.
Aquí vino por casualidad la temporada anterior, pues no había podido recalar en el Tottenham inglés. “Fui a Pamplona a ver a Albert Aguilá, cuando estaba jugando en el Osasuna”, me cuenta Antonio Hidalgo, “y le pregunté por un delantero centro bueno. Me dijo que el mejor que había visto en su vida era ruso y se llamaba Salenko. Yo no le conocía ni nadie en Logroño, pero le llamé al gerente y le dije: ‘Hay que ficharlo’”.
“Todo fue muy rocambolesco”, me comenta Jesús López desde Madrid. “Me fui a Kiev (Ucrania) y me vine con el ‘transfer’ y el jugador. Aquí cerramos la negociación. Salenko no sabía español y el masajista Igor Valevich le hizo de traductor, mientras hablábamos por teléfono con Fernando Torcal, que, a su vez, hablaba con Ruperto Sagasti en Moscú, y este con el representante del jugador, Pini Zahavi, en Tel Aviv (Israel)”.
El 29 de enero de 1993, firmó por el Logroñés. Entonces se especuló con que cobraba el salario mínimo interprofesional: 58.530 pesetas al mes (351,77 euros), y “no es cierto”, me aclara Jesús López. “Cobraba el salario mínimo, pero el de un jugador de Primera División, que está fijado en el convenio colectivo del fútbol. Y los complementos se le pagaban a través de una sociedad de su representante, porque así nos lo pidió”.
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