Koldo Aguirre dilapida su prestigio en Logroño
El 18 de febrero de 1986, tras la dimisión de Delfín Álvarez y a trece jornadas para el final de la Liga, el CD Logroñés fichó como entrenador a Koldo Aguirre: uno de los grandes mitos de la historia del Athletic, que murió ayer a los 80 años. Aquí dilapidó su prestigio, pues cogió a nuestro equipo el 9º, con 25 puntos y un positivo, confiando en terminar “del quinto para arriba”, y lo dejó el 16º (33 puntos -5), al borde del descenso.
Siempre había entrenado a equipos de Primera División y fue la primera vez que dirigía a uno de Segunda. “Era gran persona”, me dice Lotina desde Osaka (Japón). “Llegó en un momento difícil, con dinámica negativa y el vestuario muy dividido, porque había un grupo al que no le gustó el cese de Delfín. Koldo quería haber seguido la temporada siguiente, pero Negueruela fichó a Aranguren, y tuvo un gran disgusto”.
Desde entonces, solo entrenó en Segunda y en Segunda B. Aquí cosechó tres victorias, dos empates y ocho derrotas en trece partidos; es decir, logró ocho puntos de 26 posibles. “No lo tuvo fácil”, me cuenta Albis, de viaje por Lund (Suecia), “porque el grupo tenía muchas dudas, pero hizo lo que pudo y, al final, consiguió el objetivo. Era un hombre tranquilo y muy pausado. Era educado y bien hablado. Un buen tipo”.
“Ese año fue muy especial para mí: me casé y vino a mi boda”, me cuenta Marro desde Balmaseda (Vizcaya). “Íbamos muy bien, entre los tres primeros, pero llegó diciembre (de 1985) y pegamos el bajonazo. El problema es que empezamos muy fuertes con Delfín. Entrenamos tres veces al día en la pretemporada. Aquello fue terrible. Para enero, no podíamos con la vida. No mejoramos con Koldo y casi descendemos”.
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