A Negueruela no le gustaba la plantilla del ascenso
El 28 de julio de 1983, el CD Logroñés presentó su plantilla para la próxima temporada con las novedades de Casado, Noly, Rodolfo, Salvador, Echevarría y Rus: los fichajes que hizo Delfín Álvarez, tras ser renovado como entrenador por Cesáreo Remón una semana antes de que este dejara la presidencia. “Las altas, bajas y retenciones las daré yo”, había dejado muy claro el dirigente en su despedida el 23 de junio.
En aquellos días, el técnico ya explicaba que, “aunque los directivos se van, quieren dejar hecho un equipo para el año que viene y mi única condición ha sido la de que podamos fichar a cuatro o cinco jugadores para luchar por los puestos de ascenso” a Segunda División. “La plantilla la hicieron Delfín y mi padre”, me confirma César Remón. “A Joaquín Negueruela no le gustaban nada los fichajes, ni tampoco el entrenador”.
“Nadie (de nosotros) ha roto una lanza por el entrenador; es cierto”, reconoció Negueruela el 30 de agosto, tras quedarse como único candidato, al ser rechazada la alternativa de Pepe Rudíez. Además, argumentó que los jugadores que iban a incorporarse le parecían “caros”. Cada uno de ellos rondaba el millón de pesetas (6.010,12 euros). “El delantero (por Rus) puede que pase un poco”, apuntó Delfín Álvarez.
El 29 de julio, en la asamblea del club, Negueruela había tratado de impedir los fichajes y presionó para que no se le autorizara al presidente en funciones, Juan Jimeno, a firmar los contratos, pero se quedó en fuera de juego. Los socios dieron carta blanca para ultimar los fichajes con 29 votos a favor, dos en contra y diecisiete abstenciones. Esa plantilla fue la que lograría el ascenso a Segunda el 27 de mayo de 1984.
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