Nano Ramos, Lotina y Gilabert salvan al Logroñés

El 14 de marzo de 1989, Nano Ramos se hizo cargo del CD Logroñés, en sustitución de Aimar, pues el argentino no tenía permiso para entrenar, con nuestro equipo en mala situación. Entonces era responsable del fútbol base “y no me quedaba más remedio”, me cuenta, “pero pude montar mi equipo, con Lotina de segundo entrenador y Gilabert de preparador físico, y conseguimos mantenernos en Primera División”.

Lo primero que hicieron fue intentar superar la división que había en el vestuario desde los tiempos de Irureta. “La plantilla tenía mucha calidad”, me dice, “con jugadores como Quique Setién, Manu Sarabia, Ruggeri o Alzamendi, y empezamos arrancando un punto en El Sadar. Luego ganamos en casa ante el Sporting de Gijón. Fuimos rascando un punto aquí, otro allá…, que fueron vitales para lograr la permanencia”.

“Trabajamos con humildad y los jugadores respondieron bien”, me apunta. “Nos lo merecimos. Recuerdo que, al coger el equipo, decidimos entrenar por las tardes, que era cuando yo podía, y siempre a la hora del partido del domingo. Y resultó un acierto”. El 18 de junio, a falta de una jornada para el final de la Liga, el Logroñés se salvó matemáticamente del descenso, sin necesidad de jugar la promoción.

“Fue una alegría grandísima, siendo riojano”. ¿Qué habría ocurrido si no lo hubieras logrado?, le pregunto. “Pues, imagínate, menudo ‘regalito’ para toda la vida”.  Y, tras cumplir el objetivo, ¿pensaste en que podías seguir? “Llegué a pensarlo”, responde, “¿Por qué voy a decirte que no? Me hacía ilusión, pero no quería dejar mi trabajo y era necesario tener dedicación exclusiva”. Al final, fue nombrado secretario general técnico.

Comentarios

el blogroñés 8 de noviembre de 2019
Conseguir la permanencia del CD Logroñés en Primera División en aquellas circunstancias ‘no era fácil’ para Nano Ramos, Lotina y Gilabert. ‘Por ser de casa’, escribió Tomás Santos en el periódico el 10 de junio de 1989, ‘podían jugarse literalmente la cabeza como hombres del fútbol, pero su unión, su ilusión y sus tremendas ganas de trabajo” les permitieron “ir sacando, no sin esfuerzo, la misión que se trazaron”.
el blogroñés 8 de noviembre de 2019
“Cuando la Federación Española no aceptó los papeles de Aimar”, me cuenta Lotina desde Osaka (Japón), “el vicepresidente Mateo Berrueta se reunió (el 13 de marzo de 1989) con Nano Ramos y conmigo en la Cafetería Edén. Allí se decidió que el entrenador fuera Nano y yo, su ayudante”. Previamente, Marcos Eguizábal había tanteado a César Virto para que le prestara el carnet de entrenador al argentino.

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Javier Caballero Wangüemert

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