Dos infartos cerebrales apartan a Juanjo del fútbol
El destino le hizo una jugarreta a Juanjo Rodríguez en diciembre de 2016, cuando era entrenador del Castilla Palencia de Primera Regional y la vida le sonreía. El exjugador del CD Logroñés tenía 43 años y sufrió dos infartos cerebrales que le dejaron graves secuelas, como dificultad para hablar y para caminar. Algo que, por desgracia, le apartó para siempre del fútbol “y de todo”, me cuenta desde Palencia con gran entereza.
Aquí vino procedente del Burgos para jugar en el Logroñés B en la temporada 1994-1995. Tras marcar nueve goles en ocho partidos, José Augusto le hizo debutar el 29 de enero de 1995 con el primer equipo en Primera División en Vigo (0-1) y él consiguió el tanto blanquirrojo. Cedido un año al Sestao y otro al Eibar, fue repescado en 1997 en los tiempos de Víctor Muñoz. En total, aquí disputó 30 partidos y marcó dos goles.
“Para mí”, me comenta, “Logroño es mi segunda casa. Fueron años muy bonitos y recuerdo el buen ambiente que había”. Casado y con tres hijos, tras su retirada como jugador, obtuvo el título de entrenador de fútbol nivel 3 en 2010 y a ello se dedicaba hasta que un aneurisma le cambió la vida. “Estoy más o menos bien”, me dice con resignación, “pero me afectó al habla y no puedo andar. He perdido el equilibrio”.
Aquí se le recuerda con gran cariño. “Es un tío muy querido en Logroño”, me asegura su amigo y compañero del filial Blas Terroba. “Era algo desgarbado, quizás poco elegante, pero un currante y tenía gol. No era un jugador de regate, pero sí de remate. Parecía estar reventado y era un portento físicamente. Además, muy alegre, siempre con el cassette de Camela en su ‘Renault 18’ destartalado, y muy buena persona”.
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