La cicatriz que le hicieron a Robinson en Las Gaunas

El exfutbolista y comentarista deportivo Michael Robinson, fallecido ayer en Marbella a los 61 años víctima de un cáncer, tenía una cicatriz que le hicieron en una dura entrada en Las Gaunas el 16 de octubre de 1988 cuando jugó el CD Logroñés contra el Osasuna (1-1). “Un día me dijo que habíamos sido o Ruggeri o yo y le comenté entre risas que sería Ruggeri, porque yo era más noble”, me cuenta Juan Carlos Herrero.

Robinson jugó dos veces contra el Logroñés a finales de los años 80, mientras vestía la camiseta del Osasuna. Una, en Pamplona (2-0) el 3 de enero de 1988 y la otra, en Las Gaunas. “Le marqué a Michael en El Sadar”, me apunta Carlos Purroy desde Mutilva (Navarra); “chocamos los dos durante el partido y tuve un golpe en la cara. Fue un jugador muy bravo, listo y buen profesional, con un carácter muy humano”.

“Ha sido una gran pérdida”, me insiste Herrero. “Era todo un caballero dentro y fuera del campo. Una gran persona. En el campo, muy duro y noble, difícil de marcar, porque iba a por todas. Era un delantero centro tanque de los de antes. Como anécdota, cuando comentaba los partidos para Canal Plus”, agrega, “vino a las Bodegas Franco Españolas, se acercó a saludarme y me comentó lo de la cicatriz”.

“Yo solía entrenar con Robinson, aunque, al principio, jugaba con el Promesas”, me explica Edu García León, que coincidió en el Osasuna con él en la temporada 1988-1989, “y me acuerdo de su carisma, de las botas ‘Munich’ que usaba, de la camiseta… Para los jugadores de la cantera, era un monstruo. Ahora estamos acostumbrados, pero antes ver a un jugador inglés del Liverpool en un club español te sorprendía”.

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Javier Caballero Wangüemert

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