“Al Logroñés no lo cambio por nada”, dice Arandia
Hoy cumple 83 años Juan Arandia, una de las leyendas del CD Logroñés, con el que ascendió a Segunda División en 1966 y donde desarrolló una fecunda labor como entrenador en las categorías inferiores en los años 70. “En Vizcaya era uno más”, me cuenta, “y aquí hasta me reconocían por la calle. Fui un jugador honrado en el campo, bastante formal fuera de él, que di todo lo que pude por el club y me apreciaba la gente”.
Al echar la vista atrás, recuerda que casi deja el fútbol a los 24 años. “Estuve probando con Las Palmas, de Primera, y todos daban por seguro que me quedaba, pero fui descartado. Me llevé tal decepción cuando tuve que volver a Basauri que, aunque jugaba en el Izarra de Indauchu, iba a retirarme para ponerme a trabajar. Entonces Huerta me dijo que aquí buscaban un central. Hablé con ellos y me ficharon”.
“El Logroñés me dio mucho”, continúa. “Mi etapa de jugador fue muy bonita. Del equipo del ascenso ya solo quedamos Antonio Hidalgo, que era un extremo buenísimo, y yo. A mí me quisieron llevar al Reus, de Segunda, por el triple. Existía el derecho de retención y no me dejaron ir. A la postre, aquello fue bueno para mí, porque aquí me afinqué, formé una familia y estoy de maravilla. Al Logroñés no lo cambio por nada”.
Es cierto que le habría gustado jugar en el Athletic de Bilbao, pero, una vez retirado, pudo realizar una labor muy gratificante de formación de la cantera. “De ahí salieron buenas figuras y siento el cariño de quienes entrené. En la primera temporada, iba más gente a ver al Promesas que al Logroñés, porque jugaba muy bien en Preferente. Luego, se torcieron las cosas”, reconoce. “Quisieron hacerme una encerrona y me fui”.
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