El entrenador uruguayo Líber Arispe, que dirigió durante dos meses al CD Logroñés en la temporada 1996-1997 (la del descenso a Segunda División) en sustitución de Miguel Ángel Lotina, falleció de coronavirus el pasado jueves a los 75 años de edad. Entre las reacciones a su muerte, una de las más sentidas fue la del exjugador Antonio Alzamendi, su ayudante en el equipo riojano: “Un gran amigo y señor en todo sentido”.

“Lamento mucho tu pérdida”, escribió Alzamendi en su cuenta de Twitter. “Mi primer maestro, juntos al Logroñés”. Aquí vino el 28 de octubre de 1996 con el equipo clasificado en 17ª posición, con diez puntos, y, según sus palabras, “dispuesto a revertir la actual situación”. Pero las cosas no salieron como esperaba y solo consiguió cuatro puntos en siete partidos de Liga, tras una victoria, un empate y cinco derrotas.

“Pensaba que había otros futbolistas”, alegó al mes de llegar. “He recorrido 15.000 kilómetros para ayudar y no para joder”, añadió. “Si me tengo que ir ya, me voy y sin cobrar”. El 5 de enero de 1997, a raíz de la derrota en Oviedo (2-1), presentó por primera vez su dimisión, pero fue rechazada. Tres días después, tras perder en Vigo (2-0) en la Copa del Rey, volvió a plantear la renuncia y esta vez los directivos sí la aceptaron.

Su etapa en La Rioja fue muy corta y nada fructífera, dejando al equipo el 18º, con quince puntos. A su regreso a Uruguay, dirigió al CSD Villa Española en 1998 y fue asistente del CA Peñarol en 2002. La muerte de Arispe ha causado gran conmoción en su país, pues era muy conocido como campeón uruguayo como jugador con el Defensor SC en 1976 y como entrenador con el Central Español FC en 1984. Descanse en paz.