José Fernando Marín Abizanda, conocido en el mundo del fútbol como Marín, fue uno de los jugadores del CD Logroñés que mejor representó el sentimiento blanquirrojo. No es solo uno de los que más partidos disputó (258), sino el único que jugó en este club en todas las divisiones (desde Primera a Tercera) en tres etapas distintas, entre 1994 y 2007, durante diez temporadas. “Ha sido, es y será siempre mi equipo”, dijo en 2002.

Nació en Arnedo (La Rioja) el 27 de noviembre de 1971. Empezó a jugar en el equipo arnedano (1986-1989), hasta que, siendo juvenil, dio el salto al Logroñés B, con el que subió a Segunda B a las órdenes de Lotina en 1991. A sus 23 años, Antonio Ruiz le hizo debutar con el primer equipo en Primera allá por el 5 de marzo de 1995 y, tras el descenso, contribuyó a su retorno a la máxima categoría, pero ahí no le dieron oportunidades.

En cambio, en Segunda supo ganarse el puesto en la banda derecha, brilló con luz propia como centrocampista y en ocasiones en el lateral, y lució el brazalete de capitán, hasta que, a raíz del descenso a Segunda B, hizo las maletas y se marchó a Badajoz (2000-2002). Descartó Portugal y volvió aquí en 2002 con la sombra de la desaparición del club encima, que le alcanzaría en 2004, cuando las deudas le condujeron a Tercera.

Se fue al CD Varea (2004-2005) y regresó al año para continuar viviendo momentos dulces, como el ascenso a Segunda B de 2006, y amargos, sin dejar de ser un ejemplo. “Lástima que no hubiera más como él”, escribieron en el periódico. “Tenía ilusión” de seguir, pero en 2007 no le renovaron. Se retiró en el Haro en 2008. Forma parte de una generación irrepetible de jugadores y se dedica a gestionar residencias de mayores.