Uriz: un jugador incombustible

Vicente Uriz Balliriaín, conocido en el mundo del fútbol como Uriz, fue un jugador que parecía incombustible, no solo porque, tras ascender con el CD Logroñés a Primera División en 1996, sobrevivió a tres descensos (uno, a Segunda y otros dos, a Segunda B, el último de ellos por impago), sino porque, a sus 40 años, aún seguía jugando en la UDC Txantrea. Era “el guardián del centro del campo”, según el periodista Chema Glera.

Nació en Pamplona el 28 de septiembre de 1970 y se formó en Lezama (la cantera del Athletic Club). Aquí vino en 1995 de la mano de Juande Ramos con el reto de subir a Primera. No tardó en hacerse con un puesto en el once titular y se convirtió en pieza básica del equipo del ascenso de 1996. Era “un jugador de enorme fortaleza física, que, además, gozaba de un potente saque de banda”, a juicio de la prensa.

El Logroñés le dio la oportunidad de jugar en la Liga de las Estrellas, contra el Real Madrid CF o el FC Barcelona, con 26 años. Ese fue el momento cumbre de su carrera, a pesar de que las cosas no salieran como se esperaba. El equipo estaba en caída libre, pero aquí continuó, luchando sin tregua, como siempre, hasta el descenso a Segunda B de 2000. Luego, volvió en 2003 cuando el club estaba jugándose la vida.

Cumplidos los 33 años, podía parecer cerca del adiós, pero, tras jugar 204 partidos en el Logroñés durante seis temporadas (1995-2000 y 2003-2004), siguió rodando por ahí. El paso del tiempo no mermaba sus condiciones físicas. A los 38 años, recaló en el CD Alfaro. “Todavía puedo aportar”, dijo entonces. Y, después, como vio que aún tenía cuerda y era el equipo de casa, dio sus últimas patadas en la Txantrea.

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Javier Caballero Wangüemert

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