Valderrama: un defensa a la antigua usanza
Miguel Ángel Valderrama Gutiérrez, conocido en el mundo del fútbol como Valderrama, fue un defensa a la antigua usanza, “duro y sin contemplaciones”, según el informador deportivo Tomás Santos, que jugó en el CD Logroñés desde 1975 a 1982, ascendiendo de Tercera División a Segunda B. “Un central marcador”, en palabras del entrenador José Ramón Fuertes, de gran presencia física (1,85 metros).
Nació en Miranda de Ebro (Burgos) el 16 de febrero de 1954 y comenzó a jugar en el Seminario Marista de Fuentecaliente. Tras pasar de forma fugaz por el Club Haro Deportivo y hacer el servicio militar en Vitoria, se incorporó a la plantilla del Logroñés en 1975. Era “un hombre joven, con una enorme ilusión”, según Román Galarraga, que se desenvolvía como delantero, hasta que Ernesto Garrastachu lo retrasó al medio campo.
Reconvertido en defensa por Luis Aloy, fue “una pieza insustituible del equipo”, en opinión de Tomás Santos, entre los años 70 y 80, en la época del ascenso y consolidación en Segunda B. “Un jugador de fuerza”, en sus propias palabras, que era capaz de jugar hasta con una distensión de ligamento. Por el contrario, “no era disciplinado”, a juicio de Fuertes, con quien chocó como dos trenes en dirección contraria.
Hizo toda su carrera en el Logroñés. La AD Almería, recién ascendida a Segunda, le quiso fichar en 1978, cuando tenía 24 años, porque, según el entrenador José María Maguregui, era “un jugador con gran futuro y que puede sonar en el fútbol nacional”. Cesáreo Remón se subió a la parra y no hubo acuerdo. Aquí jugó 216 partidos y, de alguna forma, hizo época. Tras su retirada, dirigió la Escuela de Fútbol de 1990 a 1991.
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