Hidalgo: un ‘crack’ intermitente
Antonio Hidalgo de Carlos, conocido en el mundo del fútbol como Hidalgo, está vinculado al CD Logroñés desde los años 60, cuando jugó cuatro temporadas (1962-66) y logró el ascenso a Segunda División en 1966. Luego, tras retirarse, fue segundo entrenador con Fuertes (1980-82), secretario técnico, dirigió al Logroñés Promesas y subió a los juveniles a Liga Nacional. Desde 1987, es presidente de la Asociación de Veteranos.
Nació el Alfajarín (Zaragoza) el 16 de febrero de 1943 y se formó en el Calasancio, antes de incorporarse a la disciplina del Zaragoza, al que perteneció diez temporadas. En alguna de ellas fue cedido a otros clubes, porque Lapetra le cerró el paso. Llegó a nuestro equipo con 19 años, procedente del Juventud, y debutó en Peralta frente al Azkoyen (5-1) el 16 de septiembre de 1962. Disputó 93 partidos y logró 35 goles.
Era un extremo izquierdo rápido, habilidoso y con gol, que llegó a jugar en el Zaragoza de los Cinco Magníficos (1967-69). ‘Cuando quiere’, según la prensa, ‘solo hay que escribir una palabra de él: sensacional’. Fue un ‘crack’ intermitente. ‘Si no llegó a triunfar de una manera definitiva’, razonaba Felipe Royo en 1978, ‘fue, según dicen, porque no se tomaba el fútbol en serio y solamente jugaba cuando tenía ganas’.
Curtido en mil batallas y con el carnet de entrenador nacional en su poder desde 1983, ha consagrado su vida al fútbol y dirigió a varios clubes riojanos, como el Yagüe (1977-78), La Calzada, Arnedo y Calahorra (1992-94), habiéndose mantenido siempre ligado a nuestro equipo. Es una enciclopedia blanquirroja. “Un hombre muy importante para el Logroñés”, según Uribarri. Desde 1976, regenta una pastelería.
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