Isidoro Lasala Casajús, conocido en el mundo del fútbol como Lasala, lo fue casi todo en el CD Logroñés entre los años 40 y 60. Primero como jugador (1944-46 y 1956-57) y, luego, como entrenador (1957-59 y 1960-61). Como jugador era un centrocampista de mucha calidad y gran olfato de gol. Y como técnico dejó a nuestro equipo a las puertas de Primera División, tras clasificarlo para la fase de ascenso.

Nació en Tauste (Aragón) el 4 de abril de 1922 y empezó en el Tudelano, antes de pasar al Valladolid, donde jugó casi toda su vida. Ahí estuvo diez temporadas (1946-56) y, junto a Ortega, formó ‘la mejor media y más completa pareja de volantes que ha tenido el fútbol español’, según la prensa. No fue internacional, pues Puchades le cerró el paso, pero estuvo convocado en 1954, y rechazó una oferta del Real Madrid.

Antes, había militado en el Logroñés, con el que debutó el 26 de noviembre de 1944 en Zaragoza (1-0). Estuvo dos temporadas, mientras hacía el servicio militar, y destacó por su ‘flexibilidad y rapidez’. Luego, tras triunfar en el Valladolid, regresó, pero el club estaba en la ruina, y decidió colgar las botas el 7 de enero de 1957, renunciando a cobrar. Aquel gesto gustó y fue fichado como entrenador el 14 de noviembre.

Al frente del banquillo, consiguió el título de campeón y jugar la fase de ascenso en la temporada 1958-59 ‘con un equipo mediocre’, a juicio de la prensa. Después, volvió en 1960 ‘en plena crisis económica’ y ‘se evitó la desaparición’. Ya retirado, fue vicepresidente y secretario técnico (1968-70). Siempre uno de los referentes del club. Regentó un comercio de calzado. Falleció en Logroño el 22 de abril de 2017, a los 95 años.