Gabino: un juguete roto
Gabino Rodríguez Rodríguez, conocido en el mundo del fútbol como Gabino, era un excelente mediapunta que, a sus 20 años, jugó en el CD Logroñés en la temporada 1984-85 cedido por el Betis y demostró todo su talento. No le costó triunfar en su equipo de origen (1985-88) y, luego, en el Español. Ganó mucho dinero y el éxito se le subió a la cabeza. Acabó convertido en un juguete roto. Con 33 años, estaba en la ruina.
Nació en Sevilla el 18 de junio de 1964 y se formó en la cantera del Betis. Llegó a Logroño para hacer el servicio militar y enseguida cautivó a la afición porque era un jugador ‘con velocidad, garra, lucha y fútbol de calidad en sus botas’, según la prensa. Muy habilidoso, realizaba grandes pases y tenía buen olfato de gol. Flaco y siempre con guantes negros en las manos. Disputó 36 partidos y marcó trece tantos.
Fue convocado para la selección española sub-21 y llegó a ser campeón de Europa. En el Logroñés dejó huella y se le hizo un homenaje el 1 de junio de 1985 antes de volver al Betis. Ahí se convirtió en un ídolo y vivió sus mejores años, hasta que empezó la cuesta abajo, ganándose a pulso la fama de ‘rey de la noche’ y cabeza loca, a la que después se unirían varios fracasos sentimentales y negocios ruinosos.
“Me quise comer el mundo en dos días, y el mundo me comió a mí en un día y medio”, resumió su vida al diario ‘El País’ en 2008. “Lo tenía todo, pero no supo administrar aquel don”, en palabras de Paco Sanz. Arruinado y abandonado por sus amigos, logró reconducir su vida en 2004 como utillero del Ceuta y, luego, como entrenador en Cuenca. Comenzó a salir a flote, porque seguía siendo atrevido y rebelde.
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