Fernando Arnedillo Pérez, conocido en el mundo del fútbol como Arnedillo, fue jugador del CD Logroñés en los años 50 y 60 y, luego, trabajó de ojeador y muchas veces secretario técnico durante más de 25 años, entre 1968 y 2000, con cinco presidentes distintos. Era ‘un lujo de informador’, según la prensa, y descubrió a jugadores como Lotina o Manel. Camino de los 85 años, es una leyenda viva de nuestro equipo.

Nació en Logroño el 22 de noviembre de 1934. A los 12 años empezó a trabajar en la panadería de sus padres, en la calle Herrerías, mientras se formaba en la cantera del Berceo. A los 17 fichó por el Calahorra y, tras destacar en el Murcia como delantero centro, la suerte llamó a su puerta. Tenía 19 años y el Alavés le ofreció jugar en Primera División, pero la cesión de Wilson y Roth, ambos del Real Madrid, frustró su fichaje.

El 30 de octubre de 1955, debutó en el Logroñés ante el Racing de Santander (2-0) con dos goles. Luego, tras jugar en el Juventud del Círculo Católico y el Burgos mientras hacía el servicio militar, volvió a nuestro equipo, donde estuvo cuatro temporadas seguidas (1958-1962) y sobresalió por su habilidad y gran visión del juego. Acabó su carrera como jugador en el Caudal de Mieres, a las órdenes de Luisín Rodríguez.

Desde los 34 años hasta su jubilación, con alguna interrupción, ejerció la labor de ojeador, mientras trabajaba en el comercio ‘Setlan’. En esa época se recorrió España varias veces para ver partidos y captar talentos, siempre a bordo de un taxi, pues no posee carnet de conducir. Sobrevivió a cuatro accidentes y contribuyó con sus informes a los ascensos a Segunda B (1978), Segunda (1970 y 1984) y Primera (1987 y 1996).