Muñoz: un delantero listo y con olfato de gol
Luis María Muñoz Villafáfila, conocido en el mundo del fútbol como Muñoz, fue un delantero muy oportunista y con buen olfato de gol, que jugó en el CD Logroñés cinco temporadas (1976-1981) y formó parte de la plantilla del ascenso a Segunda División B en 1978. En aquellos años, “uno de los mejores jugadores”, según Fuertes, “siendo imprescindible en el equipo”. Todo “un ejemplo de entrega”, en palabras de Arriarán.
Nació en Miranda de Ebro (Burgos) el 19 de mayo de 1953 y comenzó a jugar al fútbol en el colegio de los Jesuitas, desde donde pasó al equipo del Instituto Técnico Industrial (ITI) y, luego, al Mirandés. Traspasado con 18 años al Cádiz de Segunda, militó en el Sestao y, de nuevo, en el Mirandés antes de fichar por el Logroñés. Aquí disputó 176 partidos y marcó 50 goles, destacando por su técnica y capacidad goleadora.
Era zurdo y jugaba de extremo izquierdo. También lo hizo en la posición de lateral con Aloy. Estaba muy compenetrado con Lotina y Tomás. Fue el máximo goleador de Segunda B en la temporada 1978-1979, con 21 goles, y de nuestro equipo en la siguiente, junto al delantero vizcaíno, ambos con once. Según la prensa, era un jugador ‘listo y en un momento dado resuelve el partido’. Estuvo en la mira de varios clubes.
Quería fichar por un equipo de superior categoría, pero fue retenido por Lázaro y, después, Cesáreo Remón le mejoró la ficha hasta las 750.000 pesetas (4.507,59 euros). En verano de 1981, recaló en el Palencia de Segunda, y puso fin a su carrera en el Mirandés en febrero de 1984 por problemas de espalda. Luego, entrenó a las categorías inferiores del Casco Viejo mirandés y trabajó en la empresa aeronáutica Aciturre.
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