Adolfo Muñoz Mora, conocido como Adolfo, fue un delantero “inquieto y peligroso”, según Tomás Santos, que jugó en el CD Logroñés cuatro temporadas (1986-1990); las mejores de la historia del club. Han pasado ya más de 30 años de ello, pero todavía hoy es recordado por ser el jugador que marcó el primer gol del conjunto riojano en Primera División: el 6 de septiembre de 1987 en Las Gaunas frente al Athletic de Bilbao.

Nació en Pueblonuevo del Guadiana (Badajoz) el 1 de diciembre de 1961; hoy cumple 59 años. Comenzó jugando en el equipo de su pueblo y luego pasó al Badajoz, pero fue en el Atlético Madrileño donde se forjó (1980-1984). De ahí dio el salto al Murcia, con el que debutó en Primera con 22 años, y, tras su descenso esa temporada, a la siguiente contribuyó al ascenso de los pimentoneros, antes de venir al Logroñés.

Aquí vivió unos años muy bonitos, en los que el equipo riojano subió a Primera (en 1987), logró la hazaña de mantener la categoría (1988) y obtuvo la mejor clasificación de su historia (1990), siendo el séptimo en la tabla. Años solo oscurecidos por las lesiones, como una fractura de los huesos de la nariz (1989) o una osteopatía de pubis (1990), que no le impidieron destacar por la entrega y saber hacer que le caracterizaban.

En total, jugó 90 partidos con la camiseta blanquirroja y marcó quince goles. Luego, recaló en el Orihuela y colgó las botas en el Cacereño en 1992, pero “es un hombre de casa”, según Tomás Santos, “estando plenamente identificado con el Logroñés y con esta tierra”, al estar casado con una riojana. Tras su retirada, ha seguido unido al mundo del fútbol como entrenador, habiendo dirigido a varios equipos extremeños.