El árbitro Díaz Vega dirigió cinco partidos de Liga del CD Logroñés en Primera División en Las Gaunas y, antes de uno de ellos, protagonizó una divertida anécdota, al ordenar a Trejo, el encargado del cuidado del campo, que no lo regara porque, a su juicio, estaba “lo suficientemente mojado”. “Se hace en todos los partidos y hoy no le sale de los cojones el que reguemos”, refunfuñó el conserje ante las cámaras de Canal Plus.
César Remón, el hijo del presidente Cesáreo Remón, pasó por todas las categorías inferiores del CD Logroñés y llegó al Promesas en 1973, siendo el máximo dirigente del club José Luis Lázaro Carasa, pero nunca fue convocado con el primer equipo. “Claro que me habría gustado”, me cuenta, “pero me fui a estudiar a San Sebastián y lo primero eran los estudios”. Es censor jurado de cuentas y auditor, y hoy cumple 64 años.
El CD Logroñés hizo aguas y tocó fondo en la temporada 1972-1973, cuando descendió de forma inesperada a Tercera División, pero, en cambio, obtuvo más de diez millones de pesetas (60.101,21 euros), que entonces era una fortuna, por la venta de sus mejores jugadores. El traspaso más caro fue el del vallisoletano José Antonio Ferrero, que igual jugaba de líbero que en el medio del campo y hoy cumple 73 años.